domingo, 1 de marzo de 2009

hastío

Cuando las palabras cotidianas pierden su sentido
y no se pueden nombrar, ni el sol, ni la lluvia, ni los arboles
y ha sido falso todo dialogo, que no sea con nuestra
desolada imágen, se miran destrozadas las palabras
del gran libro de poesía, entonces es bueno saludar
al sol y a la lluvia, puestos en el cielo y ver que
el viejo arbol aún conserva su corteza.
La cruel blancura de la eternidad
hace que la luz huya de sí misma y algo
nos recuerda la verdad, antes de conocernos
entonces encendemos la luz y el silencio nos revela
el secreto que no queriamos escuchar.

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