Era una tarde, sosegada brisa
y el crepusculo moribundo y triste
sentada en un peñasco de la playa
mojada de repente por el salado chispear
el mar parece que hierve, desplegando
sus olas que brillan, constantemente agitados
entonando una carcajada,vuelan gaviotas heridas
dejando una estela de gusano triste por el bajo cielo
de su cruel despido
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