miércoles, 18 de enero de 2023

Mis ojos

 



Mis ojos encontraron en un rincón los tuyos.

Se descubrieron mudos entre las dos miradas.

Sentimos recorrernos un palomar de arrullos,

y un grupo de arrebatos de alas arrebatadas.


Cuanto más se miraban más se hallaban: más hondos

se veían, más lejos, y más en uno fundidos.

El corazón se puso, y el mundo, más redondos.

Atravesaba el lecho la patria de los nidos.


Entonces, el anhelo creciente, la distancia

que va de hueso a hueso recorrida y unida,

al aspirar del todo la imperiosa fragancia,

proyectamos los cuerpos más allá de la vida.


Espiramos del todo. ¡Qué absoluto portento!

¡Qué total fue la dicha de mirarse abrazados,

desplegados los ojos hacia arriba un momento,

y al momento hacia abajo con los ojos plegados!


Pero no moriremos. Fue tan cálidamente

consumada la vida como el sol, su mirada.

No es posible perdernos. Somos plena simiente.

Y la muerte ha quedado, con los dos, fecundada.

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