Recuerdo la vieja casa
en cuyos muros habitaba
un fantasma lleno de risa y soledad
el patio lleno de flores
donde la luna dormía
cada noche su cansado verano.
La penumbra de la estancia
y el las tardes en el jardín
el silencioso gomero
abanicaba, mis sueños adolesentes.
Recuerdo el romero y el cedrón
en confusos oloresque llenaban
el cuarto de mi hermana.
Una sencillez genial.
ResponderEliminarLa romántica habitación de mi hermana Lucila
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